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lunes, 23 de octubre de 2017

#23 *JUGOSO/JUICY*



*Cornucopia Sangreal*

Vamos a hablar del momento más duro que vivió Zha’kor, y por supuesto se trata de su travesía por los infinitos yermos que se encuentran antes de las playas, que eran su siguiente objetivo por encontrarse allí la forja de los renegados.
Nunca fue sencillo para nadie atravesar las inhóspitas tierras de los yermos, los múltiples géiseres expulsan gases que impiden la vida vegetal en ella y os escasos charcos de agua que se puedan encontrar son venenosos y terribles. El camino era largo y duro, nuestro herrero no contaba con ello y la situación casi pudo con él cuando llegó el hambre.
No disponía de medios para volver, y no  llevaba consigo su clásico escudo Contraviento, con e que lograba volver a su Isla una y otra vez. Fue la peor pesadilla que vivió, pero como siempre, un pensamiento mantenía su energía y su espíritu activados, y esos pensamientos, al igual que su corazón siempre estaban bajo el océano de su isla, concretamente junto una nereida de cabellos del color de la sangre y ojos brillantes y oscuros. Aislinn fue siempre su salvavidas, y una pieza fundamental en su historia.
Viajero, gracias a ella existen muchas de las maravillas mencionadas y otras que quedan por mencionar, pero en éste caso en su último encuentro juraron su amor. La idea de no volver a ver esa sonrisa afilada y preciosa que acompañaban sus caricias o el sonido salvaje de su voz, como el propio oleaje indómito así como su actitud agresiva y potente eran suficiente excusa como para echarle un pulso a la muerte.
La realidad era que todo cuanto lograría salvarlo de aquel infierno era alimento, de cualquier tipo, pero alimento. Y no es que no le quedase nada, pues unas jugosas bayas continuaban en su zurrón a pesar de todo. Zha’kor sintió que enloquecería si no tuviese aquel racimo consigo, como si de un objeto vital se tratase.
La clave precisamente estaba ahí, en la vitalidad del alimento, como las mismísima vitalidad que el recuerdo de la nereida le producía, y fue cuando recordó haber oído hablar a los gigantes sobre objetos que reproducían lo que quisieras a cambio de tu propia vitalidad o energía. Entonces nació la idea, la forja de una herramienta que reprodujese el alimento.
Y nació la Cornucopia Sangreal.
Con los mismísimos materiales de su zurrón y añadiendo piezas de sus propias herramientas forjó armazón y la estructura base de la cornucopia, pero quería que cualquier elemento que introdujese se reprodujera, tanto alimento como bebida, aunque supusiera un intercambio equivalente en energía vital. Para ello, como siempre, tuvo presente a su querida Aislinn y el momento en que se juraron amor que tantas energías le aportaba. El juramento consistía en que cada uno ofreciese su sangre al otro de alguna forma, así que tras eso Zha’kor disponía de sangre de nereida, uno de los pocos elementos tan únicos que lograban dotar de propiedades fantásticas a cualquiera de os objetos que la porten.
Y así logró, mediante el símbolo del tridente del mar, símbolo del océano y clara manifestación de su amor y respeto por Aislinn, que la cornucopia obtuviese la particularidad deseaba.
Sació su hambre y su sed, y desde entonces jamás volvió a pasar hambre.
Al menos es la historia que se conoce acerca de cómo sobrevivió a las penurias de los yermos, pero el caso es que lo logró, salió de allí y la cornucopia sangreal existe. La historia que te he contado es la realidad por la que fue forjada.
Ahora bien, aunque salió de los yermos, continuó su camino por el subsuelo con ayuda de los enanos, y sí, éstos le inspiraron para su siguiente creación.

¿Está amaneciendo? Oh vaya, se pasan las hora volando ¿Cierto? Prosigamos con su siguiente maravilla, la número veinticuatro.


Mauricio Folk.


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