*Hoja Negra*
Supongo que a estas alturas podrás adivinar que la actitud de Zha’kor era inconformista y barbiana. Cuando bajó la montaña pasó por un templo de donde suelen venir los mejores espadachines de las leyendas, el templo de la espada, y fue para nuestro reconocidísimo herrero una gran fuente de inspiración.
Has ahora nunca había forjado una espada, así que decidió que quería forjar una como aquellas de las que tanto se habla como Tyrfing o Excalibur. Nació su ambición profesional y, como un padre, quiso que sus armas aspirasen a lo más alto. Para ello se entrevistó con los mejores espadachines del templo, incluidos sus maestros. Aquellos genios en el arte de la espada hablaron de sus opiniones, de sus especializaciones y técnicas, de sus experiencias. Pero uno tras otro llegaban a la misma conclusión a pesar de todo:
“Una espada es una extensión de tu propio brazo”.
Esto fue lo que despertó su inspiración pues la única cuestión que se hizo al respecto fue, ¿y por qué tu brazo no puede ser la espada? A raíz de este pensamiento nació lo que hoy día conocemos como Hoja Negra.
Imagínate, los más expertos espadachines haciendo cola para ser quienes probasen por primera vez una creación del mítico y alabado Zha'kor, de la isla de Garra. Fue la más joven de todos quien blandió a Hoja Negra aquella primera vez, y fue imbatible.
De esa forma comprobó el herrero que verdaderamente la espada no sólo era una extensión del brazo de quien la portase, si no que también podría ser su propio brazo. Desde entonces aún llegan historias sobre espadachines sin espada, y de cómo se convierten en héroes y heroínas a través de sus hazañas.
Así es, y créeme, no es el único arma que convirtió en héroes y heroínas a sus portadores. Por no hablar de los avatares que forjó, como por ejemplo el que viene a continuación... Pero mi garganta ya está seca y aún no es medianoche, ¿Compartimos unos tragos antes de proseguir, amigo viajero?
Mauricio Folk
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